Cipotes PilasComunidadCultura 1 125 2 Marcela Moreno mayo 6, 2025
¿Que viene a tu mente cuando piensas en Honduras?
¿Un paisaje impresionante, una playa con aguas cristalinas, o nuestra gastronomía?
Entre tantas cosas, muchas veces se nos olvida mencionar algo esencial, lo que realmente le da vida a un país: su cultura. Y en Honduras, en el corazón mismo de su cultura, late fuerte la danza folklórica.
La danza cultural en Honduras no es únicamente una presentación que se desempolva para las fiestas patrias y después se guarda otra vez. Después de hablar con personas que realmente viven y sienten la danza, entendemos que es algo muchísimo más profundo. La danza folklórica nace como una forma de resistencia, de orgullo y de amor puro.
Por otro lado, los proyectos importantes no siempre nacen con grandes planes estratégicos ni presupuestos millonarios. Nacen de una necesidad muy humana: la de pertenecer, de construir algo con las manos, de rescatar lo que sabemos que se nos puede ir de las manos si no hacemos algo.
Como nos contó Elías Hernández, director de Ópalo, uno de los grupos de danza folkórica más grandes del país: “Yo inicie a colaborar con cuadros de danzas desde los 16 años, sin intenciones de que algún día ese pasatiempo se convirtiese en un proyecto tan importante y de tanta formalidad.”
De pasatiempo, la danza pasó a ser pasión. Una pasión que los llevó a fundar un Ballet Folklórico abierto para jóvenes de distintas ciudades, sin importar su origen o institución. El objetivo era simple: mostrar la parte positiva de Honduras, rescatar nuestras tradiciones y hacer que, de alguna manera, la gente se enamorara un poquito más de su país.
No obstante, el proceso no fue fácil. Mantener vivo un grupo de danza en Honduras conlleva muchos obstáculos. “El semillero de nuevos bailarines es casi nulo”, admiten. Y no por falta de talento, sino porque hay pocos colegios y escuelas que mantengan cuadros de danza activos. Entonces, hoy en día, tienen que enamorar a los jóvenes desde TikTok, Instagram o donde sea que estén pasando el rato. No es tarea fácil, pero sin duda tampoco imposible.
Encima de eso está el tema económico. “Vestuario, transporte, hospedaje en concursos..”, nos explicaron. Así que, más allá de ensayar coreografías, también hay que vender comidas, organizar rifas, pedir apoyo. Porque aquí, el arte también se pelea.
Pero lo bonito de todo esto, y quizá lo que más vale, es la familia que se forma alrededor de la danza. Los que bailan juntos terminan, inevitablemente, convirtiéndose en una pequeña comunidad que comparte no pasos de baile, sueños, derrotas y victorias.
Cuando les preguntamos qué representa la danza cultural para ellos, la respuesta fue sencilla: «Mi mayor pasión». La danza folklórica hondureña tiene algo especial: es todo un proceso, de viajar a los pueblos, entrevistar a los ancianos, reconstruir los bailes a partir de recuerdos y música tradicional. Luego todo eso se estandariza. De modo que, si alguien baila «La Tusa» en Tegucigalpa y otro en Santa Rosa de Copán, los dos están contando exactamente la misma historia, con los mismos pasos y el mismo ritmo y la misma esencia.
No todo es color de rosas. La falta de inversión en cultura sigue siendo un obstáculo, pero también hay señales de esperanza. El interés de los jóvenes está creciendo, quizás por las redes, quizás por esta nueva moda de moverse más y ser «fit.” Y si bailar folklore puede ser una manera de estar activos, de compartir en comunidad, de presumir nuestras raíces, entonces vale la pena apostar por ello.
Antes de terminar, me quedó grabado un mensaje que nos dejaron para los jovenes hondureños, y que vale la pena repetir:
“Honduras es un país 5 estrellas con demasiado que explorar en la parte artística, y que la vida es de momentos. pongan lo mejor de sí en sus ensayos, respeten sus maestros y sobre todo que disfruten todo lo que hacen porque cada sacrificio, cansancio o dolor dura poco, sin embargo la satisfacción de estar en un escenario representando al país mas bello del mundo, y gritar a todo pulmón que somos catrachos mientras bailamos es una sensación que nos vamos a llevar para toda la vida.”
Entre música, faldas que giran y sonrisas enormes, la danza cultural sigue latiendo. Y mientras todavía haya cipotes dispuestos a bailar, y a gritar “¡Viva Honduras!” con todo su corazón, nuestro folklore no va a morir. Va a brillar, como el ópalo, la piedra preciosa más fuerte y colorida de nuestra tierra.
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Ópalo de Hn
mayo 7, 2025
Simplemente HERMOSO, muchas gracias por hacer que los cipotes conozcan más de esta gran pasión 💎🇭🇳
María Magdalena Hernandez
mayo 7, 2025
Excelente cuadro folklorico, y en palabras claras ha sabido explicar su director y fundador lng.Elias Hernandez, joven con visión clara sobre cómo ir rescatando nuestra identidad nacional a través de la danza.