ComunidadCultura 38 1 Marcela Moreno julio 25, 2025
El 25 de julio se conmemora el Día Internacional de la Mujer Afrodescendiente, instaurado en 1992 tras un encuentro histórico en República Dominicana, donde mujeres de 32 países de América Latina y el Caribe se reunieron con un propósito claro: enfrentar el racismo desde una perspectiva de género.
En Honduras, esta fecha es una oportunidad para visibilizar los aportes de las mujeres afrohondureñas, especialmente de los pueblos garífuna y afrocaribeños, así como los desafíos estructurales que continúan limitando su pleno ejercicio de derechos. También es un momento para exigir políticas públicas construidas desde el reconocimiento y la reparación.
Las mujeres afrohondureñas han aportado de forma significativa en la cultura, el activismo y la vida social del país.
En el arte, destaca Xiomara Mercedes Cacho, originaria de Roatán, quien recientemente se convirtió en la primera mujer afrodescendiente en publicar poesía en Honduras, recibiendo el Premio Nacional de Arte y Cultura. Sus obras visibilizan con fuerza y sensibilidad, temas de discriminación y equidad que tocan a toda la juventud.
Sin embargo, estos logros conviven con realidades marcadas por la exclusión. Según estimaciones de la CEPAL, cerca de 138,000 personas afrodescendientes viven en Honduras, muchas de ellas mujeres que enfrentan racismo estructural, invisibilidad histórica y obstáculos persistentes para acceder a salud, educación y empleo digno. Estudios respaldados por Naciones Unidas alertan sobre una alta incidencia de maternidad temprana, trabajos precarios y una alarmante cifra: 4 de cada 10 mujeres afrodescendientes han sufrido violencia doméstica.
En el ámbito político, la representación (afectada también por la falta de acceso pleno a derechos básicos) sigue siendo mínima, a pesar de ser un derecho fundamental y un motor en la construcción de sociedades más inclusivas. Como señala la activista María Victoria Sánchez, de la organización Enlace Mujeres Negras de La Ceiba:
“Existen factores fundamentales que históricamente han obstaculizado el ejercicio los derechos y la incidencia política de las comunidades garífunas, como la educación y la salud, y estas áreas deben reforzarse ya que si tenemos un pueblo ignorante y enfermo ¿cómo vamos a reclamar nuestros derechos?”
La realidad es que nos falta información con enfoque interseccional. La escasez de datos desagregados por etnia, los vacíos en los censos nacionales y la limitada investigación académica dificulta diseñar políticas públicas que respondan a las realidades de las mujeres afrodescendientes en Honduras.
A eso se suma una deuda desde los medios: aún faltan historias que reflejen sus voces, sus aportes y sus luchas. Necesitamos ver más caras, leer más nombres, comprender con mayor profundidad cómo el género y la etnia se entrecruzan en sus experiencias cotidianas. También necesitamos que esas historias sean contadas desde adentro, por mujeres afrodescendientes que hablen en primera persona, desde sus territorios, saberes y realidades.
A pesar de todo, las mujeres afrodescendientes siguen luchando y construyendo. Y en sus historias, los jóvenes podemos encontrar inspiración para construir un país justo, plural y verdaderamente comprometido con la dignidad de todas las personas.
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Sobre el autor call_made
Estudiante de Relaciones Internacionales en la Universidad Tecnológica Centroamericana, enfocada en acción comunitaria, equidad de género y participación juvenil.
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Jenny Dueck
julio 25, 2025
Gracias por este valioso articulo Marcela! Reconocer es el primer paso del cambio.
Felicidades por aportar a la visibilidad y dignidad de las mujeres afrodescendientes desde un enfoque tan claro y comprometido .