Benjamín Canales: Pasión por servir

Para Benjamín Canales, los días comienzan muy temprano. Rutina que organiza con disciplina y entusiasmo, desde que se levanta y hace ejercicio hasta los últimos minutos antes de dormir. Pero más allá de la universidad, sus entrenamientos, reuniones y otras responsabilidades, lo que realmente lo define es su deseo profundo de servir y ayudar a los demás.

Algo fundamental en su día a día es que no puede salir de casa sin despedirse de sus papás, lo que refleja el enorme valor que le da a sus relaciones personales. Para Benjamín, el sentido de la vida está en dar lo mejor de sí en servicio a los demás. Le apasiona colaborar, ver los rostros sonrientes de aquellos a quienes ayuda y dedicar su tiempo a causas que valgan la pena.

Aunque se fija metas claras, no se considera un estudiante tradicional. Prefiere disfrutar del proceso antes de obsesionarse con el resultado. Uno de sus pilares es la empatía, y vive bajo el lema: “Haz las cosas como quisieras que te las hicieran.” Cree fielmente en la capacidad de construir el futuro desde las acciones del ahora, y que el camino es tan valioso como el destino.

Uno de los consejos más importantes que ha recibido de su papá, provino en un momento de duda, en el que sin saber qué hacer, le preguntó a su padre. Este contestó: “¿qué haría Jesús?” Esta visión y forma de pensar en la que siempre busca ser su mejor versión, fue la que lo llevó a participar en un voluntariado en donde conoció a Lizzy, quien lo invitó a formar parte del equipo de Cipotes.

Hoy, Benjamín es director de operaciones en Cipotes. Se siente sumamente contento al trabajar en equipo y aprender sobre logística y gestión, enfrentando retos y creciendo en cada experiencia. A lo largo del camino ha aprendido que ayudar a otros también transforma la vida de quien ayuda.

Cree con firmeza que conocerse a uno mismo es esencial para descubrir nuestro propósito. “Mientras no te conozcas, no podrás saber en qué te puedes involucrar”, reflexiona.

Su mayor admiración es su papá, de quien aprendió constancia y actitud. También reconoce el papel fundamental de su familia, a quienes atribuye su formación en empatía, amor y responsabilidad. Sueña con seguir creciendo, disfrutando y construyendo un mundo más digno para todos.

En su día a día, recuerda las palabras de su abuela: “De 10 palabras, diga una”, una sencilla lección que lo inspira a actuar con propósito y hablar con sentido.

Para los jóvenes, Benjamín deja un mensaje lleno de vida: “Disfruten lo que hacen, rían, lloren, aprendan, equivóquense, conózcanse y encuentren su propósito. No se preocupen tanto por lo que hoy parece importante, pero mañana no tendrá valor. Intenten siempre ser los mejores en lo que hacen y hacer todo con excelencia.”

El deseo de Benjamín es dejar un mensaje de agradecimiento para todos aquellos que lo han apoyado en el camino:

“Más allá de lo que pueda decir este artículo, aprovecho este espacio para agradecer a todas las personas con las que he tenido el placer de coincidir, todo pasa por algo y he tenido el privilegio de compartir con tantas personas que han dejado una huella en mi forma de ver el compromiso y el trabajo en equipo. Cada conversación, jornada de voluntariado o momento compartido ha sido, para mí, el verdadero reconocimiento de lo que hago. Más allá de los resultados, lo que más valoro es el corazón, la entrega y la visión de tantos cipotes que buscan ser diferentes. Juntos somos el motor de cada paso que damos en esta organización, gracias por ser el cambio que Honduras necesita.”